Argentina. Potencial forestal frenado
Un lapidario informe del Consejo Profesional de Ingeniería Agronómica (CPIA) destapa las razones detrás del estancamiento del sector forestal argentino, un rubro con un potencial inmenso que, a diferencia de sus vecinos, no logra consolidarse. Se advierte sobre políticas inconsistentes, la alarmante deforestación y una industria que no arranca, a pesar de contar con recursos naturales excepcionales.
Un sueño de desarrollo truncado
Argentina, con condiciones naturales privilegiadas para el desarrollo forestal, se encuentra en un preocupante estancamiento. Mientras países como Brasil, Chile e incluso Uruguay –que partieron de condiciones similares hace más de medio siglo– han visto crecer exponencialmente su industria, el sector argentino permanece rezagado. El Consejo Profesional de Ingeniería Agronómica (CPIA) subraya que esta situación es resultado directo de “políticas erráticas, falta de inversión y controles débiles”. Esta inacción tiene consecuencias directas: la madera de la Mesopotamia argentina, por ejemplo, es actualmente una de las más baratas del mundo debido a la escasa capacidad de procesamiento local, lo que impide generar valor agregado y exportar productos con mayor rentabilidad.
Bosques en retroceso y plantaciones sin rumbo
Uno de los puntos más críticos señalados por el CPIA es la alarmante y sostenida pérdida de bosques nativos. Entre 1998 y 2021, se estima que Argentina perdió alrededor de siete millones de hectáreas de estas formaciones vitales. A pesar de la existencia de leyes de protección, como la Ley 26.331, su aplicación ha sido “débil” y los fondos destinados a compensar a los propietarios nunca se ejecutaron de manera efectiva, permitiendo desmontes en áreas que debían estar preservadas.
La falta de información precisa sobre la superficie real de bosques nativos agrava la situación, dificultando una gestión adecuada y abriendo la puerta a irregularidades. En cuanto a las plantaciones forestales, que llevan más de setenta años de promoción estatal, los resultados son escasos: persiste un alto grado de producción no registrada y una demanda industrial insuficiente, una realidad que contrasta fuertemente con el acompañamiento estatal consistente que ha tenido el sector en Uruguay durante décadas.
La urgencia de un cambio de rumbo
La ausencia de una industria de celulosa y papel competitiva es identificada como un factor clave del subdesarrollo del sector, ya que en otros países ha sido el motor fundamental del crecimiento. Barreras a la inversión extranjera, la concentración del mercado y legislaciones restrictivas son algunos de los obstáculos estructurales que impiden el despegue de esta actividad. El CPIA concluye que el desarrollo forestal no solo es posible, sino “urgente”, destacando oportunidades concretas en la producción de celulosa, la generación de energía renovable y la fabricación de productos con alto valor agregado.
Para revertir esta realidad, se propone reorganizar prioridades, actualizar la información técnica, promover la inversión responsable y articular esfuerzos entre el Estado, el sector privado y las instituciones académicas. Solo así, advierte el informe, Argentina podrá recuperar el terreno perdido y posicionar al sector forestal como una verdadera herramienta de desarrollo económico y ambiental.