Auditoría ciudadana en los caminos rurales. Cuando el abandono se vuelve visible
Una caravana de productores relevó más de 60 kilómetros en zonas alrededor de Eldorado y dejó en evidencia una verdad incómoda: el abandono no es solo estructural, es político.
El barro que se pega a los zapatos no es solo tierra mojada. Es símbolo. Es señal. Es obstáculo. Desde El Faro News acompañamos una iniciativa inusual, necesaria y valiente: una auditoría ciudadana en caminos rurales de Eldorado. Junto a la Mesa Chica de Productores Autoconvocados contra Delitos Rurales, se participó de una caravana que atravesó más de 60 kilómetros por los municipios de Eldorado, 9 de Julio, Santiago de Liniers y Colonia Victoria.
La iniciativa fue impulsada por productores autoconvocados, quienes recorrieron distintas rutas para evaluar su estado y avanzar en su calificación. Durante el relevamiento, constataron que varios tramos presentan condiciones deficientes, a pesar de figurar como transitables en los registros oficiales.
Uno de los ejemplos fue la Ruta 226, que según Vialidad Provincial debería estar en condiciones, pero se encuentra en muy mal estado. También se inspeccionaron tramos urbanos como la avenida Formosa, en la ciudad de Eldorado, y la calle San Martín, en 9 de Julio, donde también se detectaron dificultades para el tránsito.

Este hecho no fue un acto partidario, ni una marcha folklórica. Fue un ejercicio cívico de relevamiento, de documentación. Una auditoría de la realidad que, paradójicamente, parecía no existir hasta que alguien la mostró.

¿Quién audita lo que no se ve? ¿Quién pone en palabras el barro cuando los despachos están alfombrados?
Desde las 7 de la mañana, lo que normalmente es resignación rural se transformó en voz colectiva. Se evaluó la transitabilidad, el estado de los puentes, la señalización y el abandono. El resultado: un semáforo vial rural que clasifica los tramos en rojo, amarillo o verde según su condición. Pero más allá de los colores, lo que quedó claro es lo que grita el silencio: hay rutas productivas que no figuran en los mapas de decisión.

La ruta del olvido
“Lo que no figura en los medios no existe”, nos dijo Sergio Delapierre, vocero de los productores autoconvocados. Esta acción fue la continuidad de una caravana anterior que, con visibilidad mediática, logró algunas respuestas. Pero la política tiene memoria corta, y los caminos, a veces, ni siquiera memoria.
En esta primera auditoría sistemática en la región, se priorizó un enfoque de registro ciudadano: no solo para reclamar, sino para entregar a las autoridades un mapa realista del drama diario de quienes viven y producen en el interior. El diagnóstico no es anecdótico: es estructural.


¿Qué significa vivir sin caminos?
Durante el recorrido, se constató el abandono total de la Escuela N° 520, inaccesible por el mal estado del camino. Una escuela cerrada no es solo un edificio vacío: es un derecho vulnerado, un futuro cancelado.


Las pérdidas no son solo de tiempo o dinero. Son humanas. Son comunitarias. Cuando el camino se rompe, no llega la ambulancia. No llega el colectivo para el traslado a la escuela o el trabajo.

Infraestructura crítica, no caminos secundarios
La auditoría ciudadana denuncia que los caminos rurales no pueden seguir siendo considerados secundarios. Son esenciales para la producción, para la vida. Cada kilómetro intransitable suma sobrecostos, frustración y desigualdad. ¿Cuánto cuesta para un pequeño productor tener que desviarse 20 kilómetros porque el puente que cruza su picada está podrido?


Incluso con movilidad, hubo tramos intransitables. ¿Qué queda para quienes van a pie o con un vehículo no preparado?


La ruralidad que sostiene sin ser sostenida
Esta auditoría deja preguntas abiertas que deberían resonar en los pasillos de los organismos públicos:
- ¿Por qué seguimos esperando que los afectados documenten el abandono?
- ¿Qué pasa con los recursos que deberían destinarse a caminos rurales?
- ¿Por qué una escuela permanece cerrada por falta de camino y eso no escandaliza?
Mientras la política debate prioridades desde las capitales, en los márgenes los caminos se cierran. No por portones, sino por barro. Por olvido. Por falta de decisión.
Una señal de alarma
Esto no es solo una denuncia. Es un llamado a la acción. Es una herramienta para exigir. Es una base para construir políticas públicas rurales con evidencia, con participación, con mirada territorial. Pero también es una advertencia: si ni siquiera con las pruebas sobre la mesa hay reacción institucional, ¿cuánto más deberá soportar la ruralidad invisible?
Conclusión: el barro como política
La auditoría ciudadana en Misiones no solo documentó barro. Documentó ausencias. Y evidenció que cuando el Estado no llega, la comunidad se organiza. El desafío ahora es no dejar que esta acción se diluya. Que los registros no queden guardados en carpetas polvorientas. Que se escuche a quienes hace décadas no pisan asfalto, pero siguen trabajando la tierra. Sabemos que desde los productores autoconvocados no se quedarán en esta acción y que seguirán luchando por ello.