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Cambio en Transporte: el Gobierno desplaza a Franco Mogetta en medio de tensiones políticas y reconfiguración del área

Su salida, enmarcada en un proceso de reformas liderado por Sturzenegger, abre interrogantes sobre el rumbo del sistema de transporte y su vínculo con el tablero político cordobés.

Por Cecilia Devanna

En una decisión que combina estrategia política y reestructuración estatal, el Gobierno nacional confirmó la salida de Franco Mogetta como secretario de Transporte. Aunque desde la Casa Rosada se presentó la medida como una “salida acordada”, el contexto político y las reformas en curso dan cuenta de una dinámica más compleja, en la que convergen disputas internas, tensiones con Córdoba y un rediseño del sistema de transporte público en Argentina.

Según fuentes oficiales, Mogetta dejará su cargo con intenciones de competir electoralmente por La Libertad Avanza (LLA) en su provincia de origen. No obstante, su salida también se produce en medio de conflictos no resueltos en el área: aumentos tarifarios, tensiones con la Unión Tranviarios Automotor (UTA), y un paro nacional anunciado para el próximo martes configuran un escenario desafiante para quien lo reemplazará, el empresario mendocino Luis Pierrini.

Reformas en marcha y nuevos actores

El reemplazo de Mogetta ocurre en un momento clave para la política de transporte. Federico Sturzenegger, a cargo del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, impulsa una serie de reformas profundas que incluyen la disolución de organismos como la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) y la eventual fusión de entes vinculados al transporte aerocomercial. La llegada de Pierrini, con un perfil netamente empresarial y sin trayectoria política previa, sugiere un giro hacia una gestión más técnica y enfocada en resultados de mercado.

Con más de dos décadas de experiencia en el sector privado, Pierrini se desempeñaba como presidente y gerente general de Triunfo Seguros. Su designación es vista como una señal de confianza por parte del ministro de Economía, Luis Caputo, quien lo promovió directamente al cargo. Sin embargo, la falta de experiencia en el ámbito del transporte público podría ser un desafío en un sector atravesado por subsidios, conflictos gremiales y una fuerte demanda social.

Córdoba en el centro de la escena

Más allá de los aspectos administrativos, la salida de Mogetta no puede entenderse sin considerar el complejo vínculo entre el Gobierno nacional y el espacio político cordobés. La figura del exgobernador Juan Schiaretti y su bloque parlamentario han adquirido un protagonismo estratégico en el Congreso. En este sentido, la reciente adhesión del bloque cordobés a la conformación de una comisión investigadora sobre el caso Criptogate $Libra, que salpica al presidente Javier Milei, habría profundizado las diferencias internas.

Mogetta, de estrecho vínculo con la dirigencia cordobesa, aparece así en el cruce de caminos entre su lealtad territorial y las tensiones con el oficialismo nacional. Aunque su desplazamiento no fue presentado como un castigo político, diversas interpretaciones apuntan a un reordenamiento de fichas que busca alinear al equipo con la conducción nacional.

Perspectivas y dilemas futuros

La gestión del transporte público es una de las áreas donde el impacto de las políticas públicas se percibe de forma inmediata. Las tarifas, la frecuencia de los servicios, los subsidios al interior y el sostenimiento de condiciones laborales forman parte de un sistema cuya sensibilidad social no admite demasiadas improvisaciones.

El ingreso de Pierrini podría traducirse en un intento por eficientizar la gestión desde una lógica de resultados, pero requerirá articular con actores diversos: provincias, gremios, empresas prestatarias y usuarios. En un clima político marcado por las reformas estructurales y la puja federal, el nuevo secretario deberá construir legitimidad rápidamente si pretende sostener el rumbo.

El desplazamiento de Franco Mogetta marca mucho más que un simple recambio en un área técnica. Es, en realidad, un síntoma de las tensiones internas de la coalición gobernante, de la reconfiguración de poder entre Nación y provincias, y del tipo de Estado que el gobierno actual desea consolidar. Resta observar si este cambio abrirá paso a una transformación efectiva del sistema de transporte o si, por el contrario, profundizará los desequilibrios ya existentes.

La pregunta que queda flotando es si la política del “management puro” será suficiente para gestionar un servicio público que, por su naturaleza, requiere diálogo, equidad y sensibilidad social.

Fuente: LA NACION

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