Caputo ya gastó la mitad de los dólares del campo y crece la presión sobre el tipo de cambio
De los USD 7.100 millones que liquidó el agro, el Tesoro solo compró USD 2.200 y ya habría gastado la mitad para contener la suba del dólar. Aumenta la tensión cambiaria y la Casa Rosada pone sus esperanzas en un gesto de Trump.
El operativo financiero diseñado por el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, para llegar con oxígeno al 26 de octubre —fecha de las elecciones presidenciales— empieza a mostrar señales de agotamiento. A pesar de una histórica liquidación de divisas por parte del sector agroexportador, que superó los USD 7.100 millones, el Gobierno solo logró absorber USD 2.200 millones y ya habría utilizado más de la mitad para intervenir en el mercado y frenar la escalada del dólar.
Lejos de tranquilizar a los inversores, los resultados parciales de esta estrategia sembraron incertidumbre. Este miércoles, a pesar de una intervención que rondó entre los USD 350 y USD 500 millones, el tipo de cambio oficial avanzó un 3,6%. En la city ya hablan de “fuego de paja” y cuestionan una medida que, si bien fue celebrada por los exportadores, tuvo un altísimo costo fiscal y escasa efectividad duradera.

Un costo fiscal descomunal
Para seducir al campo y garantizar el ingreso de divisas, el Gobierno eliminó temporalmente las retenciones, lo que implicó una pérdida estimada de USD 1.200 millones en recaudación. A cambio, se esperaba acumular reservas y calmar al mercado, en medio de un escenario político volátil.
Pero el plan falló en su ejecución: el Tesoro compró apenas el 31% de lo liquidado, y esos fondos ya están en proceso de evaporación. “Con este ritmo de intervención, apenas alcanzan para cubrir cuatro ruedas más”, alertó el economista Christian Buteler, marcando la proximidad de un nuevo cuello de botella.
El calendario financiero aprieta
En el oficialismo ya dejaron de hablar del 26 de octubre y comenzaron a mirar con ansiedad el 13 de octubre, cuando el presidente Javier Milei se reunirá con Donald Trump en Estados Unidos. Se espera que el encuentro no solo sirva para afianzar vínculos políticos, sino también para obtener algún gesto de respaldo económico que calme los mercados.
En ese contexto, el dólar no solo sigue su camino ascendente, sino que lo hace con mayor velocidad. Analistas de Portfolio Personal Inversiones (PPI) advirtieron sobre un efecto de segunda vuelta en la presión cambiaria: “Los pesos que circulan por el pago de salarios vuelven rápidamente al mercado informal, amplificando la demanda minorista”.
Riesgos de corto plazo
El escenario recuerda a otros momentos de debilidad cambiaria vividos en gobiernos anteriores. Pero lo que más preocupa a los operadores es la falta de coordinación entre política fiscal y cambiaria. Mientras Caputo gasta reservas en contener el dólar, otros sectores del Gobierno avanzan en políticas que amplifican la emisión o reducen la recaudación.
El peligro es claro: si el Tesoro se queda sin capacidad de intervención antes del 13 de octubre, el mercado podría entrar en una espiral especulativa que comprometa no solo el valor del peso, sino también el humor social en plena campaña electoral.
De milagros y márgenes
A pesar de los intentos de mostrar fortaleza, en la Rosada reconocen que la situación es límite. Algunos asesores incluso admiten que “no hay margen para un error más” y que cualquier sacudón externo —como un mal dato de inflación en EE.UU. o un traspié en las encuestas— podría acelerar una corrida.
Mientras tanto, el Gobierno sigue aferrado a una apuesta de fe: que Trump bendiga a Milei y tranquilice a los inversores con una promesa de apoyo. Pero ni siquiera esa jugada está garantizada, y muchos ya advierten que depender de un milagro internacional no es una política económica seria.