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Ciudad Perdida de los tairona reaparece en la Sierra Nevada

El hallazgo arqueológico de Teyuna, en la Sierra Nevada de Santa Marta, reactiva el interés global por la civilización tairona. Las comunidades indígenas locales gestionan hoy este sitio sagrado con rituales de equilibrio cósmico, en coordinación con autoridades estatales.

Descubrimiento arqueológico en Colombia: resurge Teyuna, la ciudad de los tairona

El Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) anunció avances significativos en la restauración y preservación de Teyuna, también conocida como la Ciudad Perdida, un asentamiento prehispánico fundado entre los siglos VII y IX d.C. por la civilización tairona. Localizada en la cuenca alta del río Buritaca, en la Sierra Nevada de Santa Marta, esta ciudad había sido abandonada hace más de 400 años, tras el colapso de las estructuras indígenas provocado por la colonización y las epidemias.

En 1975, el sitio fue redescubierto por huaqueros (individuos que se dedican a la excavación ilegal de sitios arqueológicos), lo que desató una ola de saqueos. Esto motivó la intervención del Estado colombiano, que inició en 1976 las primeras excavaciones sistemáticas. Desde entonces, se han identificado y restaurado alrededor de 200 estructuras, entre terrazas, caminos de piedra, plazas ceremoniales y viviendas, que evidencian una planificación urbana sofisticada.

La Ciudad Perdida tairona: un legado de complejidad arquitectónica

Teyuna presenta un modelo urbanístico adaptado a la topografía selvática. Los arqueólogos del ICANH destacan la utilización de terrazas artificiales, canales de drenaje, escalones tallados en piedra y estructuras con posible uso ceremonial. Estas características no solo reflejan conocimientos avanzados de ingeniería, sino también una visión integrada del entorno natural.

El uso reciente de tecnología LiDAR ha revelado patrones de asentamiento más amplios, lo que sugiere que Teyuna era parte de una red regional interconectada. Estudios actuales señalan que este núcleo pudo haber funcionado como centro comercial y espiritual para los pueblos de la zona durante más de ocho siglos.

Comunidades indígenas: guardianes de un sitio vivo y sagrado

Las comunidades kogui, wiwa, arhuaco y kankuamo, habitantes ancestrales de la Sierra Nevada, han reivindicado históricamente su vínculo con Teyuna. Para ellos, el sitio nunca estuvo perdido, sino protegido por sus pueblos y sus mamos, líderes espirituales que aseguran el equilibrio entre el mundo material y el espiritual.

En la actualidad, estos pueblos participan activamente en la cogestión del sitio junto con el ICANH. Supervisan los trabajos arqueológicos, realizan ceremonias de armonización y actúan como guías culturales para los visitantes. Desde 2006, esta participación ha sido reconocida oficialmente, y ha contribuido a consolidar un modelo de conservación participativo, donde el patrimonio arqueológico y el espiritual convergen.

Turismo controlado y desafíos de conservación

Teyuna es uno de los principales destinos de trekking en Colombia. El acceso implica una caminata de 4 a 6 días a través de terrenos escarpados, ríos y selva. Ante el creciente flujo turístico, el ICANH ha implementado cupos diarios limitados para minimizar el impacto ambiental y cultural. Además, los visitantes deben acatar protocolos definidos por las comunidades indígenas, quienes determinan los espacios permitidos para el tránsito y las normas de comportamiento.

La conservación de Teyuna enfrenta desafíos constantes: la presión del turismo, los riesgos climáticos, los conflictos territoriales y la necesidad de proteger la biodiversidad circundante. La cooperación entre entidades gubernamentales, investigadores y comunidades indígenas se vuelve crucial para sostener este delicado equilibrio.

Una ciudad, muchas preguntas

El redescubrimiento y estudio de Teyuna permite reconstruir fragmentos de la historia precolombina del norte suramericano. Pero también abre interrogantes sobre cómo deben preservarse los legados del pasado en contextos donde la espiritualidad, la identidad y la ciencia confluyen. ¿Hasta qué punto puede el conocimiento arqueológico convivir con las visiones indígenas del mundo? ¿Cómo equilibrar el derecho a conocer con el deber de proteger?

Teyuna, más que un hallazgo arqueológico, es un símbolo de continuidad cultural, resistencia ancestral y responsabilidad contemporánea. Su historia desafía a quienes la investigan y a quienes la visitan a repensar el lugar del pasado en el presente.

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