Colapso del transporte en Eldorado: la empresa se retira y deja a la ciudad sin colectivos
Tras una decisión unilateral de ETCE-Kenia, miles de usuarios quedan sin servicio en Eldorado.
La crisis del transporte público en Eldorado alcanzó un punto límite este miércoles por la noche, cuando la empresa ETCE-Kenia, del Grupo Horianski, anunció de forma sorpresiva la finalización inmediata de sus operaciones en la ciudad. Con este movimiento, deja sin colectivos a más de 50.000 personas que dependen a diario del sistema urbano para movilizarse.
El comunicado oficial de la firma no dejó margen de negociación: “La empresa da por concluidas sus tareas debido a que la comunidad eldoradense, con apoyo del municipio, ha tomado el control del transporte mediante la contratación de unidades externas”. La empresa se ampara en la derogación reciente de ordenanzas que le otorgaban la concesión del servicio.

Una crisis que se venía gestando
La relación entre el municipio y ETCE-Kenia había entrado en tensión desde hacía meses. La falta de unidades, los constantes cortes de servicio y las denuncias de usuarios por maltrato, frecuencias erráticas y condiciones precarias generaron un clima de hartazgo social. La gota que rebalsó el vaso fue el paro iniciado el 1° de octubre, que paralizó a la ciudad durante 48 horas.
En ese contexto, el intendente Rodrigo “Pipo” Durán avanzó con una ordenanza de emergencia del transporte urbano, aprobada en una sesión extraordinaria del Concejo Deliberante. Esa decisión habilitó al municipio a contratar colectivos particulares para cubrir el corredor principal de la ciudad, lo que fue interpretado por la empresa como una ruptura del contrato de concesión.
Desamparo en las calles
Mientras se discuten los aspectos legales y políticos del conflicto, lo concreto es que Eldorado se quedó sin sistema de transporte público. No hay colectivos circulando más allá de las unidades improvisadas por el municipio, con carteles escritos a mano, sin frecuencia fija y sin cobertura barrial.
“Es desesperante. No puedo ir a trabajar, y mis hijos no pueden ir a la escuela”, contó Sandra Da Silva, vecina del kilómetro 6. Como ella, miles de eldoradenses viven una situación inédita y angustiante. Ni siquiera en los peores momentos de la pandemia el transporte urbano había desaparecido por completo.
El vacío institucional y el futuro incierto
La salida intempestiva de ETCE-Kenia deja un vacío operacional y legal difícil de cubrir. La concesión formal vencía el 15 de noviembre, y el municipio aún no definió si licitará nuevamente el servicio, si asumirá una gestión directa o si mantendrá el esquema de emergencia con transporte alternativo.
Desde el Ejecutivo aseguraron que “la prioridad es garantizar que la gente pueda trasladarse”, y reiteraron que no habrá aumento de boleto al menos hasta 2026. Pero no hay certezas sobre la cantidad de unidades disponibles, la cobertura total ni el financiamiento de un nuevo sistema.
Ruptura política y tensión social
El conflicto escaló más allá del plano operativo. La concejal María Cristina Bandera, quien defendió públicamente a la empresa, fue repudiada por vecinos de varios barrios que la acusan de “actuar en contra de la gente”. Las divisiones internas en el Concejo Deliberante también se profundizaron, dejando al descubierto una fractura política en plena crisis.
La pregunta que recorre las calles de Eldorado es tan simple como alarmante: ¿quién se hace cargo ahora?
Más que un servicio, un derecho
Lo que está en juego no es sólo la circulación de colectivos, sino el acceso efectivo al trabajo, la educación y la salud para miles de personas. El transporte público es, en última instancia, un derecho básico. Su ausencia desnuda no sólo la precariedad de un sistema colapsado, sino la fragilidad institucional para garantizar servicios esenciales.
La historia de Eldorado podría convertirse en una advertencia para otras ciudades del interior. Cuando el transporte público cae, cae también una parte fundamental del entramado social y económico. Y volver a levantarlo nunca es tarea sencilla.