De bancario a empresario del gas: la historia de un emprendedor que aprendió a no gastar más de lo que tiene
“Puro” Ramírez (como lo llaman todos) aún llega primero a su negocio. “A las seis ya estoy arriba”, dice con una sonrisa tímida, de esas que guardan más trabajo que palabras. En 1988, dejó un empleo estable en un banco para comenzar de cero con un pequeño emprendimiento de distribución de gas envasado. Hoy, con cinco empleados “todos blanqueados”, sigue al frente de su empresa con la misma disciplina que aprendió en la vida y en la música.
“Muchos me dijeron que estaba loco por dejar el banco. Pero sentí que tenía que hacer algo propio, algo mío”, recuerda. Antes había pasado por una fábrica de madera terciada y por la Caja de Crédito de Puerto Rico, luego convertida en el Banco Cooperativo Limitado. “Ahí aprendí algo que me marcó: nunca gastar más de lo que se tiene. Parece una frase simple, pero es la base de todo.”
Entrevista a Aníbal “Puro” Ramírez
El salto al gas y el valor del proceso
A fines de los años ochenta, “cuando me ofrecieron la distribución de Amarilla Gas, pocos creían que iba a funcionar. Pero yo lo tomé en serio: me capacité, viajé a Posadas, estudié. Y salí del banco sin mirar atrás.”
Arrancó con un solo empleado y sin capital para depósito. “No me fue mal, pero luché mucho. Cada cosa la hice paso a paso. El proceso es todo —repite—. Como en la música: para subir a un escenario profesional se necesitan años. Algunos se quedan por el camino, otros llegan. Pero el secreto está en no apurarse.”
Honestidad, disciplina y humildad
Ramírez habla con la serenidad de quien atravesó varias crisis sin perder la fe. Vivió el corralito, los lecop, y la caída de empresas grandes en Misiones. “Yo pasé todas sin deberle al banco. El secreto es que la comunidad te vea trabajando en serio, ayudando, colaborando. No hace falta que sepan lo que hacés, pero que vean que estás.”
A los jóvenes emprendedores les aconseja tres cosas: honestidad, disciplina y humildad. “La honestidad es gratis. Y la disciplina es fundamental, para el trabajo, para la música, para el fútbol, en todos lados. El que se indisciplina, se cae solo.”
También insiste en algo que aprendió como bancario: “No se puede gastar más de lo que se gana. Si no podés tener auto, andá a pie. Si te apurás, te desbarrancás.”
Una filosofía de vida
La música sigue siendo su refugio. “En mi alma llevo la música. Cuando agarro la guitarra, me olvido de todo. Pero también ahí aprendí algo: nunca discutir. Si te peleás con alguien del público, perdés la inspiración. En la vida es igual: hay que escuchar, no discutir, dar la razón y seguir.”
Ramírez cierra la charla con la frase que repite como mantra y legado:
“No hay que tener vergüenza para luchar. Si te va mal, te levantás. Dios te ayuda, pero vos tenés que moverte. El trabajo dignifica, siempre que sea con humildad y por la derecha.”
