De Copenhague a Eldorado: la historia viva de La Esperanza
Fundado en 1922 por colonos daneses, el Club Argentino Danés “La Esperanza” fue el primer espacio social de Eldorado y testigo del desarrollo de Misiones. De las casas de madera al salón comunitario, la colectividad danesa construyó en Eldorado una historia de cultura y pertenencia. La institución mantiene vivas las tradiciones danesas que llegaron a la región hace más de cien años.

Un siglo de historia en el corazón de Eldorado
Eldorado, 18 de junio de 1922. En una casa de madera rodeada de monte, un grupo de colonos daneses decidió fundar una institución que preservara su idioma, sus tradiciones y su fe. Así nació el Club Centro Danés “La Esperanza” (Haabet), hoy conocido como Club Argentino Danés “La Esperanza”, el primero en establecerse en la joven colonia fundada tres años antes por Julio Adolfo Schwelm.
La primera comisión directiva estuvo presidida por Oluf Johansen, acompañado por Andrés Eriksen, Pedro Jakobsen Belmar, Ramón Kristensen y Ture Mortensen. El acta fundacional, redactada párrafo por párrafo en danés, estableció un objetivo claro: “conservar el espíritu de la comunidad y contribuir con trabajo y cultura al progreso de esta tierra”.
El club no solo se consolidó como un centro social. Fue también un espacio de integración entre europeos y criollos, un punto de encuentro donde la yerba mate, la música y la fe se mezclaron con las costumbres nórdicas que los colonos trajeron desde el otro lado del Atlántico.
De la selva al salón: la construcción de una sede histórica
En 1930, los socios levantaron la sede social sobre la Ruta Nacional 12 y Avenida Fundador, donde aún se mantiene el edificio original. Schwelm donó el terreno, y cada familia aportó madera, trabajo o alimentos para sostener la obra. El diseño fue del propio Johansen, quien también oficiaba de director artístico en los eventos del club.
Las fiestas de Navidad, Año Nuevo y la Constitución Danesa (5 de junio) se convirtieron en hitos del calendario local. La colectividad organizaba bailes, teatro y conciertos corales. En 1931 colocaron el primer árbol de Navidad decorado en Eldorado. Desde entonces, cada diciembre, los niños reciben sus bolsas de golosinas mientras entonan villancicos alrededor del árbol.
El club fue además centro de educación y cultura. En 1935, la familia Pedersen organizó una biblioteca que llegó a contar con 1.500 volúmenes, muchos enviados por la Embajada de Dinamarca en Buenos Aires. Pastores luteranos viajaban desde el sur del país para celebrar bodas y bautismos, consolidando una red espiritual que unía fe y comunidad.
El legado de Oluf Johansen, pionero y escritor
La historia del club está marcada por la figura de Oluf Johansen, su primer presidente y uno de los intelectuales más destacados de la colonia. Además de escribir la novela “Pionero (Nybygger)” —publicada en 1934 en Dinamarca—, Johansen fue músico, constructor y promotor de la cultura danesa en Misiones.
“Cumplí tu obligación y exigí tu derecho”, se lee grabado en una repisa que trajo desde Copenhague y que aún conservan sus bisnietos. Su vida resume el espíritu del inmigrante: disciplina, trabajo y esperanza.
Aurelio “Lelo” Reyes, en el programa Eldorado en el Recuerdo, lo definió como “uno de los hombres que comprendió que sin cultura no hay comunidad posible”. En los archivos audiovisuales del centenario, Reyes destaca que “La Esperanza fue mucho más que un club: fue la raíz social de Eldorado”.
Entre guerras, yerba y fe: los años de consolidación
Durante las décadas de 1930 y 1940, el club fue escenario de reuniones, misas, conciertos y conferencias dictadas por visitantes europeos. Los colonos, que trabajaban en la cosecha de yerba mate, donaban parte de su producción para sostener las actividades.
En ese período se fundó también el Cementerio Danés (km 3), sobre terreno cedido por Schwelm. Allí descansan algunos de los primeros pobladores, como Hans Juhl y Hans Martin, recordados cada año por sus descendientes durante el Día de los Colonos.
La Segunda Guerra Mundial interrumpió temporalmente el contacto con Europa, pero la comunidad mantuvo sus lazos por medio de la religión y la educación. La posguerra trajo una nueva generación de inmigrantes y el resurgimiento de la vida institucional.
De la inactividad a la reactivación
Luego de un período de silencio entre las décadas de 1960 y 1980, el club volvió a reorganizarse en 1983, y un año después adoptó su nombre actual: Club Argentino Danés “La Esperanza”.
El entonces presidente Carlos Roberto Kristensen impulsó la participación en la Fiesta del Colono y el Desfile de Colectividades, donde la bandera danesa —donada por el Gobierno de Dinamarca— volvió a flamear en Eldorado.
Desde entonces, las nuevas generaciones tomaron el legado de sus abuelos. El club fue sede de exposiciones, charlas y encuentros con otras colectividades nórdicas del país. En 2013 comenzó un proyecto de ampliación y puesta en valor del edificio, con el objetivo de abrirlo a la comunidad y convertirlo en un espacio de memoria y turismo cultural.
El centenario y la mirada desde Dinamarca
En 2022, el Club “La Esperanza” celebró su centenario con la presencia del embajador de Dinamarca, Søren Goetz, y una delegación de la televisión pública danesa (DR), encabezada por la periodista Stéphanie Surruge y la investigadora Karin Frei del Museo Nacional de Dinamarca.
El equipo filmó un documental sobre los descendientes de los pioneros, siguiendo las huellas de una mujer llamada Nina, cuyo viaje desde Copenhague a Eldorado simboliza el de cientos de familias que buscaron en Misiones una nueva vida.
Una herencia que sigue viva
Cien años después, el Club Argentino Danés “La Esperanza” sigue siendo un referente histórico de Eldorado. Su sede, construida con madera de la selva, resiste como símbolo de unión y memoria. En sus paredes, fotografías en blanco y negro recuerdan los primeros picnics en el Piraí, las fiestas de San Juan, las canciones danesas y los niños que crecieron entre dos mundos.
En un tiempo donde la globalización diluye fronteras y raíces, la historia de “La Esperanza” plantea una reflexión profunda: el progreso no se mide solo en obras, sino también en la capacidad de conservar la identidad.
Los daneses de Eldorado no sólo fundaron un club. Fundaron un modo de estar juntos, una forma de entender el trabajo, la comunidad y la memoria. Su legado, aún hoy, continúa escribiendo la historia de Misiones.
