El FMI «flexibiliza» controles a Argentina por metas no alcanzadas
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha decidido aligerar las condiciones del programa económico con Argentina, postergando la frecuencia de sus revisiones y modificando las exigencias de acumulación de reservas. Esta «flexibilización» llega luego de que el país no lograra cumplir con los objetivos iniciales, lo que sugiere una adaptación a la compleja realidad económica local.
Un respiro con condiciones
El FMI anunció una importante readecuación en el monitoreo del acuerdo con Argentina, pasando de revisiones trimestrales a semestrales, con la próxima prevista para febrero de 2026, abarcando datos hasta fines de 2025. Además, se ajustó la meta de acumulación de reservas, fijando un nuevo objetivo de alrededor de 5.500 millones de dólares para junio de 2026. Estas decisiones se presentan como un voto de confianza, con fuentes del gobierno celebrando que el nuevo sendero de reservas es «mucho más razonable» y que el programa está «funcionando muy bien».
Entre el optimismo oficial y los desafíos persistentes
Pese al tono optimista del gobierno sobre los «excelentes resultados» que justificarían esta mayor autonomía, los propios documentos del FMI revelan que Argentina no cumplió el objetivo de reservas netas internacionales a mediados de junio, reflejando fuertes pérdidas previas a la aprobación del programa y una reconstitución más lenta de lo esperado. La «flexibilización» del Fondo podría interpretarse como una respuesta a estas dificultades, más que a un éxito rotundo, buscando dar tiempo al país para aplicar «medidas correctivas» que ya están en marcha, como la emisión de deuda y compra de divisas por unos 5.000 millones de dólares.
Camino incierto: riesgos y la necesidad de reformas
Aunque el FMI proyecta un crecimiento económico del 5.5% para 2025 y una inflación en descenso, advierte sobre un aumento del déficit por cuenta corriente y riesgos latentes, incluyendo tensiones comerciales y geopolíticas, así como la dificultad de implementar ambiciosas reformas estructurales, especialmente antes de las elecciones legislativas de mitad de mandato. La sostenibilidad de la balanza de pagos y la acumulación de reservas dependerán de políticas macroeconómicas «estrictas y adecuadamente equilibradas» y de un acceso sostenido a los mercados, lo que subraya que la relajación de los controles no exime a Argentina de profundos desafíos económicos.