Espaldarazo de Trump: alivio para el Gobierno, cautela por el frente económico
El Gobierno argentino vivió una bocanada de alivio político con el respaldo explícito de Donald Trump a Javier Milei en Nueva York, pero puertas adentro prevalece la cautela. Pese a la euforia visible en los principales funcionarios y en el ecosistema digital oficialista, la administración libertaria reconoce que el apoyo no es suficiente si no se traduce en resultados económicos concretos.

Euforia oficialista: del espaldarazo a la sobreactuación
La semana comenzó con entusiasmo renovado en la Casa Rosada. Desde la confirmación de las negociaciones avanzadas con el Tesoro de Estados Unidos para un préstamo financiero, hasta la fotografía junto al expresidente republicano, el oficialismo capitalizó políticamente el viaje. “Fue todo genuino, pero no se sostiene si las mejoras no se sostienen”, advirtieron desde el entorno presidencial.
Luis Caputo, ministro de Economía, fue escueto pero enfático: aseguró que existe una “cifra concreta” en discusión, aunque evitó divulgar el monto. Prefirió destacar el valor simbólico del encuentro, que describió como “impresionante” y “emocionante”. Subrayó también que EE.UU. “no pide nada” a cambio del eventual respaldo económico.
Esperando los detalles del préstamo
Si bien el dólar bajó y el riesgo país retrocedió levemente tras los anuncios, los mercados no respondieron con fuerza. Los bonos apenas repuntaron y las acciones se mantuvieron inalteradas. El motivo: la falta de precisión sobre los plazos, condiciones y montos del eventual financiamiento.
El propio Caputo reconoció que el equipo económico y los mercados aguardan un comunicado oficial del Tesoro estadounidense que confirme las condiciones del acuerdo. El Banco Mundial y el BID también manifestaron su apoyo, aunque los desembolsos anunciados ya estaban contemplados en programas previos.
Tensiones internas y moderación táctica
En el universo libertario, no todo fue celebración. Algunos asesores con llegada directa a la cúpula advirtieron que la sobreactuación puede jugar en contra. “La euforia tiene que ser justificada. No se logra artificialmente. Y forzarla puede ser perjudicial”, señalaron en la Rosada.
En paralelo, crecían las fricciones internas. El titular de Diputados, Martín Menem, volvió a quedar bajo fuego por la designación de una opositora como defensora de la Niñez. Y desde los sectores más dogmáticos del oficialismo, aliados de Espert y de las Fuerzas del Cielo, emergieron críticas a los armadores políticos del espacio.
La guerra digital: Milei, L-Gante y Twitter
El respaldo de Trump también agitó el frente digital libertario. Tuiteros alineados con la “guardia pretoriana” del presidente salieron al cruce de opositores como Martín Lousteau, quien advirtió que “quizás sea hora de arreglar la economía de la gente y no solo la de los bonistas”. Las réplicas fueron filosas y hasta ofensivas: el tiktoker Iñaki Gutiérrez ironizó comparando la foto de Trump con una imagen de Alberto Fernández junto a L-Gante.
Mientras tanto, el oficialismo se esforzaba por sostener la narrativa del éxito diplomático. Pero en los pasillos del poder también se reconocía que el Gobierno venía de una seguidilla de reveses legislativos y de un golpe duro en las elecciones bonaerenses. “El domingo esto era un velorio y hoy hay jolgorio. Hay que ver cuánto dura”, sintetizó un funcionario de peso.
Final abierto: ¿respaldo o respiro?
El respaldo de Trump y la posibilidad de fondos frescos desde Washington dan aire al Gobierno en un momento crítico. Pero el alivio es momentáneo. La política interna, las divisiones libertarias y las urgencias macroeconómicas siguen intactas. Y los próximos días —con definiciones del Tesoro aún pendientes— serán clave para saber si el espaldarazo se transforma en estabilidad o si fue apenas un respiro en medio de la tormenta.