Exportaciones agro en récord. ¿Éxito pasajero?
El sector agropecuario argentino celebró un hito sin precedentes al alcanzar casi 21.000 millones de dólares en exportaciones durante la primera mitad de 2025, una cifra histórica.
Este logro, que representa un aumento del 53% respecto al promedio de la última década en volumen comercializado, fue posible gracias a una reducción temporal de los impuestos a las exportaciones que estuvo vigente hasta junio. Lo más destacable es que este récord se consiguió a pesar de que los precios internacionales fueron considerablemente más bajos que en años anteriores, lo que subraya el impacto del incentivo fiscal.
En detalle, las ventas al exterior sumaron 64,5 millones de toneladas de productos agroindustriales, con el complejo sojero a la cabeza, registrando 31,1 millones de toneladas y casi 13.000 millones de dólares, marcando nuevos récords para este período. Sin embargo, el panorama cambió drásticamente con la finalización de los beneficios fiscales. Apenas el 30 de junio culminó la rebaja, el mercado de la soja experimentó un fuerte parate: el volumen de operaciones diarias cayó de un promedio de 560.000 toneladas a apenas 120.000, evidenciando un freno abrupto en la actividad comercial.
Este enfriamiento ya se percibe en el ánimo de los productores. El índice de confianza «Ag Barometer Austral» reveló una disminución general en mayo-junio de 2025, y lo más preocupante es el marcado deterioro en las expectativas a futuro, con una caída del 19% en la confianza para los próximos doce meses. La perspectiva de inversión también se desplomó, con más del 60% de los productores manifestando que no es un buen momento para invertir.
Entre los factores que erosionan esta confianza se destacan la persistencia de las retenciones para cultivos clave como la soja y el maíz (una carga que no enfrentan sus competidores), el deterioro de la infraestructura, los altos costos logísticos y la inflación de insumos en dólares. Así, el récord, aunque notable, parece estar sostenido por bases temporales, dejando el futuro del campo argentino en una delicada balanza.
