El FMI eleva perspectivas globales de Argentina. Pero alerta por viejos riesgos
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha mejorado sus pronósticos de crecimiento para la economía mundial, proyectando una expansión del 3% para el año en curso y del 3,1% para 2026. Esto representa un ligero incremento respecto a sus estimaciones de abril.
Según el organismo, la mejora de las perspectivas sobre Argentina se debe en parte a que los aranceles impuestos por Estados Unidos resultaron ser más bajos de lo que se había anticipado inicialmente, e incluso se revirtieron parcialmente para algunos socios comerciales. Además, la moderación de las tensiones comerciales con China y una mejora en las condiciones financieras globales, incluyendo un dólar estadounidense más débil, contribuyeron a este panorama más optimista. Para Argentina, el FMI mantiene su previsión de un crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) del 5,5% para 2025 y del 4,5% para el año siguiente, sin cambios respecto a informes anteriores.
Las sombras de la incertidumbre económica:
A pesar de las proyecciones más alentadoras, el FMI advierte que persisten riesgos significativos para la economía global. Los aranceles, aunque atenuados, siguen siendo «históricamente altos» y la política comercial mundial es «altamente incierta». El Fondo señala que, en comparación con sus pronósticos previos, el crecimiento global aún se ha revisado a la baja en 0,2 puntos porcentuales este año, lo que sugiere que el impacto del «shock comercial» sigue siendo considerable y perjudicial para la economía.
Existe la preocupación de que los aranceles puedan volver a niveles mucho más altos una vez que expiren ciertos plazos, lo que podría reducir la producción global en 2026. A esto se suman las tensiones geopolíticas que podrían afectar las cadenas de suministro y aumentar los precios de las materias primas, así como la posibilidad de que los déficits fiscales eleven las tasas de interés globales.
Desafíos pendientes y recetas urgentes:
Ante este escenario complejo, el FMI ha delineado una serie de recomendaciones para los países. Subraya la necesidad urgente de restaurar la estabilidad en la política comercial, instando a resolver disputas y acordar marcos «claros y predecibles». Otro punto crucial es la independencia de los bancos centrales, considerándola una «piedra angular de la estabilidad macroeconómica», cuya vulneración podría generar serias inestabilidades. Además, el organismo destaca la importancia de restaurar el «espacio fiscal» en muchos países, es decir, reducir la alta deuda pública y los déficits, ya que la falta de margen de maniobra fiscal los hace vulnerables a cambios repentinos en las condiciones financieras.
Finalmente, el FMI insiste en la necesidad de reformas estructurales para aumentar la productividad global, que sigue siendo débil. Sin una acción coordinada y decidida en estas áreas, el optimismo de las proyecciones podría desvanecerse ante los persistentes desafíos.