Industria Argentina. Más importaciones, menos producción local
Grandes empresas como Kenvue y Kimberly-Clark eligen importar en lugar de fabricar, marcando un giro preocupante para la producción nacional ante la apertura comercial y la apreciación cambiaria.
El giro defensivo de la industria nacional:
El sector industrial argentino está atravesando un momento crítico, con una creciente tendencia de empresas que optan por reemplazar su producción local por mercadería importada. Este cambio de estrategia, que se describe como un «modo defensivo» para la industria, se profundiza en un contexto de condiciones complejas para competir.
Un caso reciente y resonante es el de Kenvue, la multinacional dueña de marcas como Siempre Libre y Carefree, que ha decidido frenar por completo su planta en Pilar para importar los productos directamente desde Brasil. Esta modalidad, impulsada por la apertura comercial y la apreciación del tipo de cambio, ya había sido adoptada por Kimberly-Clark el mes anterior, que cerró una planta en la misma localidad para centralizar su actividad en San Luis. Este fenómeno se extiende a diversos rubros, como el petroquímico, el calzado deportivo y el automotriz, profundizando una crisis ya existente.
Razones detrás de la ola importadora:
La creciente dependencia de las importaciones no es una elección estratégica cómoda para las empresas, sino una respuesta forzada por las condiciones macroeconómicas e institucionales. La participación de las importaciones de bienes y servicios sobre el Producto Bruto Interno alcanzó un alarmante 32,4%, su punto más alto en el último siglo.
Expertos señalan un “triple impacto estructural” que golpea la competitividad industrial: un tipo de cambio real que encarece artificialmente los productos nacionales, una elevada y mal diseñada presión tributaria, y la falta de financiamiento por las altas tasas de interés y la volatilidad financiera. Para muchas firmas, especialmente las PyMEs, importar productos terminados o insumos más económicos es la única alternativa para subsistir en un escenario donde las condiciones no les permiten otra opción.
Consecuencias y desafíos para la producción:
Esta estrategia defensiva tiene un impacto directo en la producción nacional y en el empleo. La industria en su conjunto retornó en junio al mismo nivel que tenía hace 20 meses, y en muchos casos, se ubica por debajo de 2023, incluso en un escenario de reactivación general. Empresas como Lumilagro, por ejemplo, se vieron obligadas a volcar más del 60% de su negocio a la importación tras la decisión del Gobierno de dar de baja una medida antidumping. La consigna es clara: «Es adaptarse o morir». Mientras se observa un incremento del 53% en las cantidades importadas en junio, las fuentes de información señalan que, del lado de las mejoras en las condiciones para producir localmente, por el momento, hay un extenso vacío.
Esta falta de equilibrio en un contexto de inestabilidad financiera y un tipo de cambio históricamente bajo, agudiza la crisis para la «economía real» que enfrentan diariamente los industriales argentinos.