Juana Manso. Madre de la educación pública en Argentina
Este 26 de junio se conmemora el nacimiento de Juana Manso, figura clave en la historia educativa y feminista del país. En Brasil fundó el primer periódico femenino de América del Sur, O Jornal das Senhoras, antes de dejar su huella en las aulas argentinas.
Este 26 de junio se cumple un nuevo aniversario del nacimiento de Juana Manso de Noronha (1819–1875), una de las figuras más innovadoras y silenciadas de la historia argentina. Educadora, periodista, traductora y feminista adelantada a su tiempo, Juana Manso sentó las bases de la educación pública, laica y mixta en nuestro país, y fue la primera mujer en ocupar un cargo educativo oficial en Argentina como inspectora de escuelas en 1865.
En palabras de la historiadora Dora Barrancos, autora de Mujeres en la sociedad argentina, Juana Manso “no sólo reclamaba por la instrucción de las mujeres, sino que lo hacía en clave ciudadana, con un pensamiento absolutamente moderno para su tiempo”. Su lucha por la emancipación femenina no era marginal ni decorativa: fue el núcleo de una visión pedagógica transformadora.
Manso colaboró activamente con Domingo Faustino Sarmiento, a quien conoció en el exilio, y con quien compartió la idea de una educación popular como herramienta de progreso y ciudadanía. De hecho, dirigió la Escuela de la Catedral al Norte, una de las primeras escuelas mixtas de Buenos Aires, donde implementó métodos innovadores como el uso de la lectura comprensiva, la enseñanza por observación y la incorporación de la música en el aula.
Su paso por Brasil:
Juana Manso fundó en 1852 O Jornal das Senhoras, el primer periódico femenino de América del Sur, donde defendía con firmeza la igualdad de derechos civiles y educativos entre varones y mujeres. Allí ya se advertía su espíritu rebelde y cosmopolita, producto de una formación autodidacta y de sus años de exilio en Montevideo, Río de Janeiro y La Habana.
La pedagoga e historiadora Adriana Puiggrós, en La educación popular en América Latina, la ubica como “figura clave en la constitución del ideario educativo argentino”, y subraya que su legado fue marginado por una historiografía que priorizó los aportes masculinos, en especial los de Sarmiento. Sin embargo, muchos de los pilares que sostendrían la Ley 1420 de educación común (1884) ya estaban en sus escritos y acciones tres décadas antes.
Otro dato revelador:
“Manso representó una rareza en un tiempo donde el rol de la mujer era casi exclusivamente doméstico. Su presencia en la esfera pública fue incómoda para el orden patriarcal del siglo XIX, y por eso fue muchas veces ridiculizada o ignorada”, mencionó la historiadora Gabriela Castelló.
Incluso el historiador Pablo Pineau, en Educación y sociedad en la historia argentina, destaca que la figura de Juana Manso debe ser recuperada no solo como pionera, sino como pensadora crítica: “Fue una pedagoga que introdujo debates aún vigentes, como el lugar de la religión en la escuela pública o la necesidad de una educación sin discriminación de género”.
Juana Manso murió en 1875, sin honores oficiales, casi en el olvido, pese a haber sido una de las primeras mujeres con voz pública en un país que aún debatía su identidad. Hoy, a 206 años de su nacimiento, su figura resurge como símbolo de las luchas por la equidad educativa y de género.
Revalorizar su vida no es solo un acto de justicia histórica: es también una invitación a reflexionar sobre cuánto del presente educativo argentino todavía le debe a aquella mujer que, contra todos los prejuicios, enseñó a leer, a pensar y a exigir igualdad.
