Misiones frente al recorte. ¿Qué cambia para las cámaras empresariales?
La eliminación de los aportes empresariales compulsivos impacta en la estructura de cámaras del interior provincial. Más del 60% de las entidades relevadas advierte dificultades para sostener servicios esenciales.
El Decreto 149/2025, firmado por el Poder Ejecutivo nacional, dejó sin efecto los aportes obligatorios que las empresas debían realizar a cámaras empresariales mediante convenios colectivos. La disposición, que comenzó a regir el 3 de junio, se fundamenta en la promoción de la “libertad de asociación empresarial”, pero genera consecuencias directas en el funcionamiento institucional de las cámaras en Misiones.
En esta provincia, donde predomina un entramado de pequeñas y medianas empresas, muchas de las cámaras locales dependían de estos fondos para financiar actividades de formación, asistencia técnica y representación gremial-empresaria. Según un relevamiento de la Confederación Económica de Misiones (CEM), más del 60% de las entidades del interior carece de estructura propia para sostenerse sin aportes.
Representantes de cámaras empresariales y de industria comentaron que estos fondos eran utilizados para brindar talleres, asesoramiento y servicios de representación ante organismos públicos. “Las cámaras del interior pierden capacidad operativa y pierden también herramientas clave para el desarrollo pyme”, indicó uno de los representantes. En el último año, más de 3.200 trabajadores participaron en capacitaciones impulsadas por el Instituto Argentino de Capacitación Profesional y Tecnológica para el Comercio (INACAP), financiadas con estos aportes.
La medida, sin embargo, no fue rechazada de forma unánime. Desde la Cámara de Comercio e Industria de Posadas (CCIP), respaldaron el cambio y señalaron que “la adhesión a una cámara debe ser voluntaria, y no determinada por imposición de convenios”. Para este sector, la reforma abre una oportunidad para repensar el modelo institucional bajo criterios de eficiencia y transparencia.
Uno de los puntos en debate es el uso y control de los fondos recibidos. Aunque muchas cámaras los destinaban a servicios concretos, también existen antecedentes de escasa rendición y controles limitados. Desde el Gobierno nacional se sostiene que la eliminación de los aportes busca “corregir distorsiones” y reducir estructuras que “carecen de retribución efectiva al empleador o al trabajador”.
Implicancias para el entramado productivo
La principal consecuencia para las cámaras será la necesidad de reconvertir sus modelos de financiamiento. Los servicios que antes se sostenían con aportes compulsivos deberán ahora ofrecerse bajo esquemas de adhesión voluntaria, lo que puede limitar su alcance, especialmente en zonas con menor densidad empresarial.
En términos laborales, el impacto no será inmediato, pero puede sentirse a mediano plazo. La reducción de programas de capacitación, asesoría y servicios gratuitos afectaría las posibilidades de formación continua, particularmente en contextos como el de Misiones, donde la mayoría de las empresas son micro o pequeñas.
La decisión también plantea un interrogante estructural: ¿cómo se garantizará el sostenimiento de espacios institucionales que cumplen funciones complementarias al Estado, en regiones donde su presencia es limitada?
Nuevas reglas y desafíos
El decreto reconfigura el vínculo entre el Estado, las cámaras empresariales y el sector privado. Mientras algunos actores valoran el principio de voluntariedad como pilar de la organización empresarial, otros advierten sobre el vacío institucional que puede generarse en regiones con menor capacidad de financiamiento propio.
En este nuevo escenario, las cámaras enfrentan el desafío de transparentar su gestión, diversificar fuentes de ingreso y demostrar su utilidad ante sus representados. El resultado dependerá de la capacidad de adaptación de cada entidad y del nivel de compromiso que logre convocar en sus bases.