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Tesoro perdido de piratas es hallado tras 300 años

Arqueólogos submarinos localizaron los restos del Nossa Senhora do Cabo, un navío portugués saqueado en 1721 por piratas en el Índico. Entre los artefactos hallados, destaca una figura religiosa con la inscripción “INRI”, conservada tras tres siglos bajo el mar.

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El descubrimiento, publicado en la revista Wreckwatch, es el resultado de más de 16 años de investigaciones lideradas por el explorador Barry Clifford y el arqueólogo marino John de Bry. Durante la excavación submarina se recuperaron más de 3.300 artefactos, entre los que se encuentran estatuillas religiosas, fragmentos de porcelana china, monedas europeas, perlas, piedras preciosas, ámbar y conchas africanas utilizadas como moneda en el comercio de esclavos.

Una identificación basada en evidencia arqueológica e histórica

La identificación del navío se sustenta en una combinación de elementos: la estructura del casco, características arquitectónicas típicas de barcos indoportugueses del siglo XVIII, documentación naval histórica y el análisis estilístico de los objetos encontrados. Entre estos, se destaca una placa de marfil con la inscripción “INRI”, símbolo cristiano que refuerza la hipótesis de que se trata de un buque portugués dedicado al comercio en el Índico.


El Nossa Senhora do Cabo había zarpado con una carga valiosa, que incluía no solo metales preciosos, sino también bienes de lujo, como especias, marfil tallado y mercancías de alto valor para el comercio colonial. Según los registros históricos, transportaba además a unas 200 personas esclavizadas, lo que permite comprender la dimensión humana y económica del tráfico marítimo colonial en la región.

Un enclave clave de la piratería en el océano Índico

El hallazgo se produjo en las aguas de Nosy Boraha, también conocida como isla Sainte-Marie, un enclave históricamente asociado con la actividad pirata durante los siglos XVII y XVIII. Esta región fue punto de convergencia para marineros, corsarios y comerciantes que navegaban entre África, Asia y Europa. Durante el saqueo del Cabo, los piratas habrían dividido el botín en tierra firme antes de hundir la nave.

Estudios comparativos estiman que el valor del tesoro podría superar los 100 millones de dólares en la actualidad. Sin embargo, los investigadores señalan que el mayor aporte del hallazgo no reside en su valor económico, sino en el conocimiento que aporta sobre las redes de comercio, la violencia del sistema esclavista y las operaciones piratas que moldearon el tráfico marítimo colonial.

Memoria, saqueo y patrimonio

Este descubrimiento no solo recupera un fragmento perdido de la historia naval, sino que plantea interrogantes contemporáneos sobre la gestión del patrimonio subacuático. ¿A quién pertenece el tesoro? ¿Debe ser preservado en el país costero más cercano, restituido al país de origen o compartido como patrimonio común de la humanidad?

Al conectar las rutas del comercio colonial con las cicatrices de la piratería y la esclavitud, este hallazgo obliga a repensar el modo en que se narran y conservan los vestigios del pasado. La arqueología marina, en este sentido, no solo excava el fondo del mar, sino también las profundidades de la memoria histórica.

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