Trump Mobile. Un teléfono presidencial que desafía la ética pública
El 16 de junio de 2025, una década después de iniciar su carrera presidencial, Donald Trump, acompañado por sus hijos Eric Trump y Donald Trump Jr., anunció desde la Torre Trump en Manhattan el lanzamiento de Trump Mobile y su primer smartphone, el T1 Phone, en un evento que fusionó espectáculo político y estrategia comercial. Más que una incursión en el sector tecnológico, este movimiento reabre un debate crucial sobre los límites éticos entre el poder público y los negocios personales.
Trump Mobile va a operar como un operador móvil virtual (MVNO), utilizando redes estadounidenses existentes para ofrecer llamadas, mensajes y datos ilimitados por u$s 47,45 al mes, cifra que alude simbólicamente a los números presidenciales de Trump (el 45° presidente y potencial 47°). El T1 Phone, con carcasa dorada, bandera estadounidense y el eslogan “Make America Great Again” como saludo de inicio, refuerza una propuesta abiertamente nacionalista y dirigida al electorado conservador.

La empresa asegura que tanto el dispositivo como los servicios son “fabricados en EE.UU.”, aunque persisten dudas razonables sobre el origen real de sus componentes, considerando que la mayoría de los smartphones se ensamblan en Asia. Más allá del discurso de soberanía industrial, el proyecto representa una fusión deliberada entre marca política y producto de consumo.
Legalmente, un presidente en ejercicio puede mantener o lanzar negocios, pero el hecho de que lo haga plantea una cuestión ética de fondo: ¿puede quien lidera el Ejecutivo promover iniciativas comerciales sin poner en riesgo la integridad institucional? El caso de Trump Mobile expone tres preocupaciones centrales:
Conflicto de intereses: Las decisiones del presidente podrían, voluntaria o involuntariamente, beneficiar sus intereses empresariales. Cuando el mismo nombre representa al jefe de Estado y a una marca comercial, la objetividad política se convierte en una ilusión.
Transparencia y confianza pública:
La ciudadanía espera que sus líderes actúen en función del bien común. El uso de un cargo público para impulsar negocios debilita la percepción de imparcialidad y puede generar sospechas de corrupción o abuso de poder.
Precedente institucional:
Este lanzamiento establece una norma peligrosa: la utilización del poder estatal como plataforma de negocios privados. Si se normaliza que los presidentes moneticen su posición en tiempo real, la democracia corre el riesgo de convertirse en una empresa personalista.
Trump Mobile es un lanzamiento tan innovador como inquietante. En un sistema democrático sano, los negocios presidenciales no deberían coexistir con el ejercicio del poder. La legalidad de este acto no disipa sus implicancias éticas, ni el mensaje que envía a futuros mandatarios. La ausencia de una legislación que impida estas prácticas deja abierta una grieta institucional: aquella por la que se cuelan los intereses privados en la sala de mando del Estado.
