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Una nueva teoría reaviva el misterio de Alejandro Magno

Una investigación reciente sugiere que Alejandro Magno pudo haber sido envenenado con agua contaminada del río Estigia, famosa en la mitología griega. La hipótesis vincula compuestos tóxicos naturales con los síntomas descritos por cronistas antiguos, aunque aún carece de pruebas materiales.

¿Murió Alejandro Magno envenenado?

La muerte de Alejandro Magno, ocurrida en junio del año 323 a.C., continúa siendo uno de los enigmas históricos más debatidos. Ahora, una nueva investigación publicada en la revista científica Geoheritage plantea una hipótesis basada en evidencias geológicas y toxicológicas: el conquistador macedonio habría sido envenenado mediante agua contaminada del río Estigia, rica en compuestos tóxicos naturales.

La autora del estudio, la historiadora Adrienne Mayor de la Universidad de Stanford, argumenta que el famoso río mitológico —que los antiguos griegos describían como capaz de corroer metales— podría corresponderse con una corriente real localizada en la región de Arcadia, Grecia. En ese lugar, se ha documentado la presencia de calicheamicinas, potentes compuestos tóxicos producidos por líquenes y bacterias, capaces de inducir fallo multiorgánico.

Este hallazgo ofrece una nueva vía interpretativa sobre las causas del fallecimiento de Alejandro, cuya agonía duró cerca de doce días. Según fuentes antiguas, entre ellas el historiador Diodoro Sículo, el rey experimentó fiebre persistente, dolor abdominal, debilidad progresiva y una parálisis final. Estos síntomas son compatibles con una intoxicación lenta y letal.

Teorías anteriores: entre enfermedades y conspiraciones

Diversas investigaciones médicas han intentado explicar el cuadro clínico de Alejandro. Entre las hipótesis más respaldadas se encuentra la intoxicación con Veratrum album, una planta venenosa capaz de generar síntomas similares. También se han propuesto diagnósticos como fiebre tifoidea, malaria, pancreatitis aguda y el síndrome de Guillain-Barré, aunque en todos los casos persisten inconsistencias clínicas o temporales.

Desde el plano político, tampoco faltan sospechas. Figuras históricas como Casandro y Antípatro han sido señaladas por los cronistas como posibles responsables de un asesinato por razones de poder. De hecho, ellos se beneficiaron directamente de la muerte del monarca.

La ciencia moderna y el relato antiguo

La hipótesis de Mayor se distingue por su enfoque multidisciplinar. Articula datos históricos, geológicos y toxicológicos para explorar la posibilidad de una toxina natural como agente letal. Este cruce de disciplinas ha sido bien recibido por algunos especialistas, aunque la comunidad académica se muestra cautelosa: no existe evidencia directa de que Alejandro haya ingerido agua del Estigia, ni pruebas físicas que respalden la presencia de estas toxinas en la época.

A pesar de ello, la hipótesis suma valor al debate histórico. Propone una explicación científicamente plausible, basada en síntomas documentados y en propiedades conocidas de los compuestos analizados. Asimismo, plantea una reflexión sobre cómo los mitos antiguos, lejos de ser meras fantasías, pueden tener raíces en fenómenos naturales reales.

Un enigma que sigue vigente

La muerte de Alejandro Magno continúa siendo objeto de múltiples interpretaciones. Aunque esta nueva teoría no ofrece una respuesta definitiva, sí reaviva el interés por una figura cuya influencia política y militar marcó el rumbo del mundo antiguo.

Mientras la ciencia avanza, el misterio persiste. Y con él, la posibilidad de que el desenlace de uno de los mayores estrategas de la historia haya estado marcado no por el filo de una espada, sino por una sustancia oculta en el agua de un río mitológico.

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