El Gobierno quiere que se usen más dólares, pero la confianza no alcanza
El anuncio de medidas para incentivar el uso de dólares como medio de pago cotidiano genera más dudas que certezas. La falta de confianza en el sistema financiero y la desigualdad en el acceso a divisas ponen en cuestión la viabilidad de la propuesta.
Luis Caputo anticipó que en las próximas semanas el Gobierno presentará políticas para fomentar el uso cotidiano de dólares, con la promesa de reactivar la economía a través de una mayor circulación de dinero. Sin embargo, la propuesta omite una realidad estructural: los argentinos no confían en el sistema financiero local. Desde hace décadas, el dólar es percibido como resguardo frente a la inflación y la inestabilidad del peso, y pensar que su uso crecerá por voluntad propia, sin garantías claras, parece una apuesta débil.
A esto se suma la falta total de detalles sobre cómo se aplicarían los incentivos. ¿Habrá beneficios para quienes usen sus cuentas en dólares? ¿Se permitirán más operaciones en moneda extranjera? ¿Se forzará a ciertos sectores a aceptarla? El anuncio hasta ahora carece de precisiones, lo que refuerza la sensación de improvisación en lugar de un plan económico articulado.
Por otro lado, el planteo abre una tensión social evidente. Solo una parte reducida de la población tiene acceso estable a dólares. Promover su uso como práctica común puede reforzar una economía dividida, donde quienes solo manejan pesos quedan cada vez más relegados. En vez de inclusión financiera, lo que se perfila es un modelo que acentúa la desigualdad y posterga a las mayorías.
Habrá que esperar los anuncios oficiales para saber si se trata de un plan serio o de un gesto simbólico. Pero por ahora, la iniciativa parece más una expresión de deseo que una estrategia capaz de cambiar el rumbo económico del país.