XXVIII Foro Iberoamericano. Con presencia de Passalacqua, gobernadores marcan distancia con Milei
Hugo Passalacqua destacó las políticas provinciales en el XXVIII Foro Iberoamericano, mientras crece el descontento de los mandatarios con la Casa Rosada. En un evento internacional centrado en el financiamiento para pequeñas y medianas empresas, el gobernador de Misiones, Hugo Passalacqua, presentó los avances de su provincia como caso de éxito en políticas de apoyo económico. El XXVIII Foro Iberoamericano de Garantías y Financiamiento para Pymes fue, sin embargo, también escenario de una señal de alerta: los gobernadores provinciales exhibieron su descontento con el Gobierno de Javier Milei y advirtieron que no habrá diálogo institucional hasta después de las elecciones legislativas del 26 de octubre.
El foro, organizado por el Consejo Federal de Inversiones (CFI) y la Red Iberoamericana de Garantías (REGAR), reunió a más de 300 referentes internacionales y a seis mandatarios provinciales. Allí, Passalacqua subrayó la importancia del Fondo de Crédito Misiones y el Fondo de Garantía Misiones como herramientas propias para apuntalar a emprendedores y pequeñas empresas. “Misiones es una provincia joven, equilibrada en sus cuentas y con la creatividad necesaria para seguir generando oportunidades”, expresó el mandatario.

Un modelo misionero frente al vacío nacional
Mientras exponía su experiencia local, Passalacqua se diferenciaba, casi sin decirlo, del modelo centralista que muchos gobernadores cuestionan en la gestión de Milei. “Gracias al CFI y a Ignacio Lamothe por valorar lo que hacemos los misioneros”, concluyó, en un gesto que contrastó con el hermetismo del Gobierno nacional, ausente en la convocatoria.
Las palabras del gobernador misionero resonaron en un ambiente cargado de críticas hacia la Casa Rosada. Varios mandatarios aprovecharon el encuentro para intercambiar reclamos: falta de obras prometidas, escasa participación en el Presupuesto 2026 y ausencia total de diálogo real con el Ejecutivo nacional.
El enojo de los gobernadores y la foto que no llega
Uno de los puntos más debatidos durante el foro fue el reciente respaldo del Tesoro estadounidense al Gobierno de Milei, que incluyó una transferencia de divisas para contener la crisis cambiaria, supeditada a que el Ejecutivo restablezca el vínculo con los gobiernos provinciales. No obstante, la convocatoria prometida jamás llegó.
“Yo me alegro si al Gobierno nacional le va bien, porque así nos va bien a todos los argentinos. Pero quiero que también se alegren cuando a las provincias nos va bien”, dijo Gustavo Sáenz, gobernador de Salta. Su declaración fue apenas una entre muchas que dejaron en evidencia el deterioro del vínculo federal.
Carlos Sadir (Jujuy), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Ignacio Torres (Chubut) y Martín Llaryora (Córdoba) plantearon explícitamente que cualquier reunión con Milei deberá esperar hasta después de los comicios. Todos temen que una foto institucional pueda ser usada con fines proselitistas en una campaña marcada por la polarización y la incertidumbre.
Una advertencia colectiva, aunque sin estrategia común
Del foro participaron también mandatarios como Sergio Ziliotto (La Pampa), Marcelo Orrego (San Juan) y Alberto Weretilneck (Río Negro), quien fue el anfitrión. Este último reconoció que “después de las elecciones habrá menor presión, porque vamos a tener más claridad sobre lo que los argentinos quieren de su país”.
En esa línea, Ignacio Lamothe, secretario general del CFI, definió a los 23 gobernadores como “desarrollistas”, señalando que las provincias buscan impulsar el crecimiento con herramientas propias ante la falta de coordinación nacional.
Entre la fortaleza institucional y la grieta política
El Foro en Bariloche dejó dos postales: por un lado, una Misiones que muestra su propia gestión con fondos locales, y por otro, una fisura profunda entre el Gobierno nacional y las provincias, que podría derivar en mayor conflictividad si no se encauza tras el 26 de octubre.
Para Milei, el desafío no es solo económico. Los gobernadores han dejado claro que el federalismo no puede ser reemplazado por decisiones unilaterales, y que el control del Congreso será inviable sin una reconstrucción seria del diálogo político. Hasta entonces, la gobernabilidad seguirá en suspenso.